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martes, 14 de junio de 2011

El Triunfo de la Magia


EL TRIUNFO DE LA MAGIA
En los años sesenta hizo furor “El Retorno de los Brujos “, una obra intensa y sorprendente escrita por Louis Pauwels y Jacques Bergier, dos autores que supieron aunar una gran cultura humanística con no menos notables conocimientos científicos. Dicha obra fue premonitoria. Y lo fue porque allí, en textos preñados de enigmas y pasmosas sugerencias, se plantea un asunto fundamental que viene marcando la cultura contemporánea: el renacimiento de antiguas creencias emparentadas con el chamanismo , la magia y con los arcanos del más abstruso y vetusto esoterismo
Hay que reconocerlo: la mentalidad contemporánea ha dejado de ser excluyentemente racionalista y el materialismo que durante tanto tiempo imperó como su característica más destacada, agoniza. Ya ningún científico se atreve a sostener que lo único que existe es la materia, entre otras cosas porque nadie sabe que es la materia. Y los filósofos -más despistados que de costumbre- no saben que pensar sobre los hallazgos de la ciencia. Algunos ni siquiera quieren reconocer que la nueva física es un ariete demoledor de todos los principios, de la lógica y del sentido común. Basta un solo ejemplo suficientemente grave: la teoría de la relatividad, uno de los soportes esenciales de la moderna ciencia, parte del supuesto absurdo de que la velocidad de la luz no varía con la velocidad de la fuente luminosa y llega a conclusiones no menos absurdas como la de que dos acontecimientos pueden ser simultáneos para un observador y sucesivos para otro. Si existiera Inquisición científica para preservar la integridad de los dogmas de la ciencia clásica, Einstein y sus secuaces hubieran sido condenados a la hoguera. Y en ella los habrían acompañado sabios como Planck, Bohr, Heisenberg , Schodinger, de Bloglie, y muchos otros por un cúmulo de herejías como la de atreverse a negar la objetividad de nuestros conocimientos del mundo físico, renegar del principio de causalidad al que el Nobel W. Pauli , consideraba una “simple superstición “ o por postular la enormidad de que una cosa sea al mismo tiempo ella misma y su contraria , como en el caso de la luz que es a la vez, según estos herejes , un corpúsculo y una onda, También deberían correr la misma suerte los matemáticos que sostienen que hay proposiciones que siendo verdaderas aisladamente no lo son una vez reunidas o genios como G.Cantor – que por algo murió loco- para quien , de acuerdo con sus matemáticas transinfinitas, la parte es igual al todo .
Esta crisis de principios, desde luego, ha contribuido mucho a la irrupción de lo mágico en la cultura moderna. No hay un solo libro de divulgación de enseñanzas esotéricas o de lo que genéricamente se llama Nueva Era , que no cite los fenómenos insólitos de la física cuántica en apoyo de sus ideas y que no emplee un vago concepto de energía como explicación acomodaticia de cualquier fenómeno. En esto se destacan por ejemplo las obras del gran gurú de las nuevas ideas, el médico hindú Deepak Chopra a quien por ello sus contradictores llaman “ charlatán cuántico”.Pero no es tan fácil , sin embargo, evitar que las afirmaciones inverosímiles de la física permitan ahora creer en casi cualquier cosa; .Hoy se dictan cursos para viajar fuera del cuerpo o para auscultar el futuro en superficies brillantes y vemos personas muy serias convencidas de que es posible curar enfermedades a distancia o de que no hay ningún problema en establecer comunicación telepática con extraterrestres que se encuentran a millones de años luz de la Tierra, o de que mediante un sencillo trance hipnótico podemos recordar vidas pasadas, o que repetir insistentemente ciertas palabras nos llevará a otros estados de conciencia o a otros mundos (“ Viaje fácil a otros planetas”, es una obra de un erudito como A.C. Bhativedanta Brabhupada ) .Incluso algunas de tales personas son capaces de creer en que - y esto ya es el colmo- hay técnicas para convertirnos en inmortales .Sondra Ray dictó cursos en los Estados Unidos para el efecto con mucho éxito, económico por supuesto .Pero mucho antes de que se divulgaran estas ideas que parecen tan extravagantes, Freud, sin disimular su ansiedad , le pedía a Jung que le prometiera seriamente no caer en “ el pantano del ocultismo”, promesa que este último sólo cumplió a medias, pues es bien conocida su inclinación por la alquimia y por los fenómenos extraños, de los cuales él mismo fue testigo y protagonista.
De nada vale, la “ cruzada contra la superstición “ propuesta por el sociólogo y filósofo T. Adorno. Nuestro cultura ha entrado definitivamente en una nueva fase en la que lo racional y lo irracional, lo lógico y lo absurdo, lo verosímil y lo increíble deben aprender a convivir.No podemos negar a priori lo insólito en nombre de principios y razones que se han vuelto cuestionables. El gran desafío es el de saber integrar los hechos extraños en nuestra manera de ver el mundo, pero sin negar que esta es sólo una de las formas posibles de acercarse a una realidad siempre enigmática. Es más,es necesario que también la razón adquiera nuevas dimensiones y sucesivos perfeccionamientos .Lo ha insinuado Bachelard : Sólo una filosofía en estado de alerta puede seguir las modificaciones profundas de los principios del conocimiento científico
La cultura posmoderna no puede ser otra cosa que ambigua .Como la luz, continua y discontinua a la vez, tenemos que aprender a ser racionales y suprarracionales al mismo tiempo.Hay que, admitir- casi como acto de fe en la ciencia - cosas que están más allá de la comprensión racional si los hechos y los razonamientos científicos lo exigen. Es un campo minado en el que lo absurdo acecha por todas partes y en el que en cualquier momento lo inverosímil y lo chocante estallan.Pero esta es la única ruta hacia la ampliación de nuestros horizontes intelectuales en nuestro incesante esfuerzo por comprender nuestra realidad .
Los principios lógicos que nos permiten discernir lo posible de lo imposible no han perdido vigencia, sino que su ámbito de aplicación se ha estrechado. Y por ello a pesar de que hoy ya no hay nada perfectamente claro y discernible. y de que el edificio racional soñado por Descartes, en gran parte se ha derrumbado, en nuestra vida cotidiana tenemos que seguir aferrados a nuestros principios tradicionales, si no queremos sufrir la suerte del matemático Cantor. Las cosas son lo que son sin contradicciones, no hay nada que no tenga una causa determinada, el tiempo es siempre el mismo para todos, no hay discontinuidad en el espacio, el todo es mayor que una parte; .No podemos vivir nuestra vida pensando que los principios lógicos han caducado por culpa físicos y matemáticos delirantes. Debemos atenernos a tales principios porque no estamos todavía preparados para desenvolvernos en un mundo surrealista, en un mundo de sorpresas, incoherente e incomprensible. Pero, debemos también saber que nuestro mundo racional , el de lo claro y evidente, es apenas una forma de percibir una misteriosa realidad , que como dijo el gran biólogo británico J.B. Haldane, no solo es más extraña de lo que imaginamos sino más extraña de todo lo que podemos imaginar. Para avanzar en el conocimiento del mundo debemos estar dispuestos a aceptar los hechos extraños cuando se han manifestado de manera cierta y además,al menos en alguna medida ,los principios heterodoxos a los que paradójicamente lleva el ejercicio de la razón en niveles superiores .Esto nos vuelve más cautos, extraordinariamente cautos,a la hora de establecer que es lo imposible, librándonos de paso, de cualquier dogmatismo ; tenemos que aprender a pensar en forma ambigua pero seguir viviendo de acuerdo con los principios tradicionales aunque sospechemos que no son absolutos Hay que saber, como lo dijo el poeta Fernando Charry Lara que lo mágico no es más que una profundización de lo real.Los Brujos - que han retornado para quedarse- tienen razón. Otra razón, claro está.

Gonzalo Echeverri Uruburu
gonech@hotmail.com Bogotá

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